Post by Marcelo Calviello on Aug 7, 2008 12:55:50 GMT -3
Este es uno de esos momentos que quedarán en mi memoria por siempre. Hace unos cuantos años me encontraba en la Ciudad de San Martín de los Andes con mis hijos mayores Sebastián y Florencia en aquel momento 7 y 5 años respectivamente. Tuve que transformarme en una especie de babysitter dado que mi mujer había viajado a Chile. Recuerdo un sol increible, que nos despertó muy temprano invitándonos a pasar un día en contacto total con la naturaleza. Había escuchado que por aquel entonces en el Lago Currhue Grande totavía había Salmones (Salmo Salar Sebago) Salmón encerrado... Preparamos nuestra canasta y partimos hacia allí, yo tenía mi equipo listo y una bolsa completa de juguetes y golosinas para calmar a las fieras durante todo un día.
Cuando llegamos al lugar, soplaba un viento importante por lo que decidí internarme un poco dentro de un bosque a traves del cual corre un arroyo que comunica el Lago Currhue con la Laguna Verde...
Este lugar es digno de una película de Disney, todo verde y con paisajes indescriptibles. El camino que recorria el arroyo era cerrado y los chicos estaban fascinados con esta pequeña aventura... muchas veces tuvimos que trepar por grandes piedras o pasar sobre árboles caidos... En un momento al cruzar por sobre un inmenso tronco de "lenga" que se encontraba mitad afuera y mitad sumergida en el agua me pareció ver una sombra mientras cargaba a Florencia por sobre este monumento natural. Les pedí silencio y con una mirada complice los dos quedaron expectantes mientras yo me asomaba por sobre el tronco tratando de confirmar mis sospechas. El arroyo era chico no más de 5 metros de ancho, pero profundo y cristalino como pocos y allí debajo del tronco sumergido descubrí que la sombra que había visto era un muy buen Salmón algo así como 3 kilos. La adrenalina comenzó a fluir y grande fué mi sorpresa cuando por detrás de éste se asomó una hembra que casi duplicaba su tamaño aproximadamente 5K.
Ya tenía detectado el lugar y decidí encontrar un lugar para instalar un pequeño campamento y donde mis hijos tuvieran la seguridad como para pasar el día y estar entretenidos.
Eran las 9 de la mañana y todo indicaba que iba a ser largo... el lugar donde se encontraban apostados los salmones era muy cerrado no podía castear río arriba por las ramas y la única alternativa que me quedaba era tirar desde abajo, pasar la mosca por debajo del tronco con suerte para que mi mosca cayera 5 metros adelante de los peces y pudieran verla.
Comimos algo, nada mejor que esto para tranquilizar a dos pichones de búfalo, y me dispuse a armar mi equipo. En esos días había una caña que era mi preferida, bamboo por supuesto, era una Orvis de 8' 6" (Joe Brooks Favorite) tiraba una línea 6 como los dioses... Chaleco, cajas de moscas completas, sombrero y a último momento decidí agregar a los 9 pies del leader 6 pies más para permitir a la mosca bajar un poco más en un recorrido tan corto.
Hablé con los chicos y todo funcionó muy bien durante la mañana con ellos, que se la pasaron investigando todo el lugar y jugando vaya uno a saber a qué. Lo mio fue muy distinto cuando llegué al agua, volví a detectar al Salmon chico ubicado un poquito más atras del tronco. Estaba pegado al lecho del río y no se movía. Elegí una pequeña ninfa lastrada como primera mosca una Hare ears y comencé los lanzamientos. Esto va a ser my dificil me dije a mi mismo... tenía que cerrar mucho el loop para que la línea pasara por debajo del tronco sin hacer un escándalo que espantara a todo ser viviente dentro del agua.
Hacia un false cast tras otro hasta estar completamente seguro que el tiro iba a caer donde debía. Puedo asegurarles que mis piernas temblaban presas de un ataque de vaya a saber qué. El estado de concentración era tal que creo haber podido escuchar cada sonido y ver cada cosa que pasaba a mi alrededor... Pero no fue suficiente en un de mis últimos cast de la mañana la línea golpeo el agua y todo lo que había visto desapareció inmediatamente.
Era el mediodía, y con suerte si dejaba descansar el lugar los salmones volverían a ocupar sus lugares. Habían pasado 5 horas completas de pesca tirando casi todas las moscas que tenía y no había visto mover a ninguno de los dos peces ni un centímetro. Preparamos la comida que devoramos en un instantes y empezaron los "ahora que hacemos", "querés jugar a", "estoy aburrida", "Pa Sebas me está molestando"... tenía que conseguir tiempo para permitir que mis salmones tuvieran tranquilidad y se ubicaran nuevamente debajo del tronco... Bueno les dije, ahora les voy a contar una historia y vamos a tratar de dormir una siesta porque estamos todos muy cansados... cayeron desmayados y yo en medio de ese bosque inmaculado e imposibilitado de cerrar un ojo me dediqué a agradecer a Dios por todo lo que estaba viviendo. Estar en un lugar así, con mis hijos a mi lado y haciendo lo que más me gusta hacer en mi vida pescar, y a pez visto... esto era un sueño y tenía que dar gracias Dios.
A eso de las 5 de la tarde todo volvíó a la normalidad, yo había rearmado mi líder, elegido algunas moscas y engrasado mi línea para que corriera mejor... pero todo empezó nuevamente y había que encontrar algo para ocupar a los chicos porque sabía que podía ser para largo. Decidí involucralos al proyecto y juntos nos acercamos al arroyo, con alegría descubrí que mis salmones estaban allí esperando...
Estaban un poco más atrasados lo que facilitaba mi tiro, até una humpy y tiré aguas arriba, la mosca derivó perfecta sobre sus cabezas y nada... Los chicos preguntaban, Y Papá?
Otra vez una tras otra mis moscas se bañaban en ese pozo sin llamar la atención de las dos estatuas que descansaban bajo el agua.
Comenzó a hacerse de noche y mis esperanzas se terminaban, tenía que cambiar mi estrategia y tratar de pensar como ellos. Me interné un poco en el agua y como última opción, mire una mosca que siempre me ha dado muy buenos resultados, pero en ambientes totalmente distintos… una Honey Blonde de casi 8 centímetros. Esta es una mosca que hizo muy famosa aquí en la Argentina Joe Brooks en sus visitas y fundamentalmente en la Boca del Chimehuin.
Saqué la mosca de la caja, baje un poco el largo del leader para permitir que la mosca caiga de una manera más natural y la até con esa esperanza que sólo los que somos pescadores podemos sentir cuando sabemos que nos enfrentamos a los últimos tiros del día.
El primer tiro tuve que frenarlo en el aire dado que se me complicó el cambio por la diferencia de peso, con el ejercicio realizado corregí un poquito el backcast y la mosca cayó limpiamente unos 4 metros por atrás y abajo del tronco… Al mismo tiempo que la mosca comenzó su deriva muerta, el macho se movió nervioso unos centímetros y como un rayo subió y la tomó. Todo fue un alboroto, los chicos gritaban y casi lo pierdo al afirmar. El Salmón saltaba como un demonio de un lado al otro del pequeño arroyo…Siempre admire la fortaleza y audacia del salmon… en uno de estos saltos quedo en seco sobre la costa y seguía saltando sobre el pasto y retornó al agua, corrio varias veces y trató de dejarme enganchado en cuanto palo encontraba en su camino. Finalmente se entregó y al tenerlo en mis manos notaba en sus brillantes colores y sus ojos el orgullo de un gladiador. Pesó exactos 3 Kg (sin balanza, peso imaginario o deseado) en esos tiempos siempre se agrandaban un poco los tamaños . mis hijos cantaban de alegría y creo que despues de presenciar esta batalla Sebastián se transformó en pescador. El fue el responsible de la única foto que documenta esta historia.
Pero aquí no termina, estos eran mis primeros años y mi ansiedad y fanatismo enseguida me llevaron a buscar a su compañera, que obviamente había desaparecido durante la batalla.
Convencí a mis hijos para dejar descansar un poco el lugar con la promesa de revivir el momento. Imaginen, para ellos era la promesa de volver a ver una película que habían disfrutado. Preparé unos mates, que compartimos alejados del pozón y casi al borde del arroyo. No recuerdo haber vivido un momento parecido a éste en toda mi vida. Los tres chorreabamos adrenalina y soñabamos con otra gran batalla.
Luego de media hora retorné al pozón… la luz aunque poca le daba al lugar un misterioso clima que transformaba estos próximos minutos en mágicos…
Todo listo los espectadores ubicados y callados, por suerte y yo tenso como un mimbre y con mi equipo en la mano, corté la mosca y volví a atarla con un Nuevo nudo por las dudas, y me asomé al pozón… La luz había cambiado y el reflejo del tronco no me permitía ver si la hembra estaba en su lugar… aunque tambíén no permitía que ella me vea a mí, por lo que decidí cambiar un poco mi ángulo de tiro para que mi mosca pudiera bajar un poco más. Este Nuevo ángulo me daba la oportunidad de manejar mejor la situación y de repente un reflejo en el fondo del pozón dejó uno de sus flancos al descubierto… mire a Sebas y a Flor y les supliqué silencio y los tres juntos pedimos por los próximos instantes.
Dejé mi línea corer río abajo unos 15 metros ya que quería hacer un solo false cast para ubicar mi mosca. La línea se tensó atrás… levante y tire hacia adelante. Apunté y al volver hacia atrás solté un poco más de línea, el tiro salió impeccable y pasó como una flecha por debajo del tronco. Se posó en el agua casi 7 metros por detrás del tronco y derivó, derivó, derivó hasta que el reflejo se la llevó. Cuando me dispongo a levanter para hacer mi próximo tiro siento resistencia y al mismo tiempo veo saltar una bestia a no más de 5 metros delante mio. Lo que siguío fue una fiesta de gritos, cantos, lágrimas un concierto de emociones que solo este deporte puede hacernos sentir. Para mis hijos era su héroe y yo no entraba en mí mismo. Todos los años de aprendizaje, todas las horas de casting, todas las moscas atadas y libros leidos y hoy en una hora había vivido mi momento y estos magníficos peces habían cedido unos instantes de su paz para compartirlo conmigo y mis hijos. La hembra pesó 4,8 kilos y puedo asegurarles que se defendió con cada gramo. Lamentablemente esta foto se las debo, no había luz suficiente y los conocimientos fotográficos de Sebas no eran muy buenos en esa época.
Les pido disculpas por este extenso relato, pero así como lo tengo en mi mente fué volcado en estas páginas. Y quiero dejarles un consejo…pesquen con sus hijos… llevenlos todas las veces que les sea posible, es difícil lo sé, uno quiere todo ese tiempo para uno pero no se pierdan esta oportunidad. Si no tienen hijos un sobrino, el hijo de un amigo, alguien de la vecindad… la pesca transforma a la gente e inculca con el tiempo valores que nada en este mundo, a pesar de los que nos toca vivir todos los días, podrá borrar…
Ayer al mediodía una de las protagonistas y testigo de esta historia me ha bendecido con esta belleza, Sol que sí pesó exactamente 3 kg. en la balanza y me ha transformado en abuelo, así que "el nono" quería compartir este momento de felicidad con todos ustedes.
Un gran abrazo
Marcelo
Cuando llegamos al lugar, soplaba un viento importante por lo que decidí internarme un poco dentro de un bosque a traves del cual corre un arroyo que comunica el Lago Currhue con la Laguna Verde...
Este lugar es digno de una película de Disney, todo verde y con paisajes indescriptibles. El camino que recorria el arroyo era cerrado y los chicos estaban fascinados con esta pequeña aventura... muchas veces tuvimos que trepar por grandes piedras o pasar sobre árboles caidos... En un momento al cruzar por sobre un inmenso tronco de "lenga" que se encontraba mitad afuera y mitad sumergida en el agua me pareció ver una sombra mientras cargaba a Florencia por sobre este monumento natural. Les pedí silencio y con una mirada complice los dos quedaron expectantes mientras yo me asomaba por sobre el tronco tratando de confirmar mis sospechas. El arroyo era chico no más de 5 metros de ancho, pero profundo y cristalino como pocos y allí debajo del tronco sumergido descubrí que la sombra que había visto era un muy buen Salmón algo así como 3 kilos. La adrenalina comenzó a fluir y grande fué mi sorpresa cuando por detrás de éste se asomó una hembra que casi duplicaba su tamaño aproximadamente 5K.
Ya tenía detectado el lugar y decidí encontrar un lugar para instalar un pequeño campamento y donde mis hijos tuvieran la seguridad como para pasar el día y estar entretenidos.
Eran las 9 de la mañana y todo indicaba que iba a ser largo... el lugar donde se encontraban apostados los salmones era muy cerrado no podía castear río arriba por las ramas y la única alternativa que me quedaba era tirar desde abajo, pasar la mosca por debajo del tronco con suerte para que mi mosca cayera 5 metros adelante de los peces y pudieran verla.
Comimos algo, nada mejor que esto para tranquilizar a dos pichones de búfalo, y me dispuse a armar mi equipo. En esos días había una caña que era mi preferida, bamboo por supuesto, era una Orvis de 8' 6" (Joe Brooks Favorite) tiraba una línea 6 como los dioses... Chaleco, cajas de moscas completas, sombrero y a último momento decidí agregar a los 9 pies del leader 6 pies más para permitir a la mosca bajar un poco más en un recorrido tan corto.
Hablé con los chicos y todo funcionó muy bien durante la mañana con ellos, que se la pasaron investigando todo el lugar y jugando vaya uno a saber a qué. Lo mio fue muy distinto cuando llegué al agua, volví a detectar al Salmon chico ubicado un poquito más atras del tronco. Estaba pegado al lecho del río y no se movía. Elegí una pequeña ninfa lastrada como primera mosca una Hare ears y comencé los lanzamientos. Esto va a ser my dificil me dije a mi mismo... tenía que cerrar mucho el loop para que la línea pasara por debajo del tronco sin hacer un escándalo que espantara a todo ser viviente dentro del agua.
Hacia un false cast tras otro hasta estar completamente seguro que el tiro iba a caer donde debía. Puedo asegurarles que mis piernas temblaban presas de un ataque de vaya a saber qué. El estado de concentración era tal que creo haber podido escuchar cada sonido y ver cada cosa que pasaba a mi alrededor... Pero no fue suficiente en un de mis últimos cast de la mañana la línea golpeo el agua y todo lo que había visto desapareció inmediatamente.
Era el mediodía, y con suerte si dejaba descansar el lugar los salmones volverían a ocupar sus lugares. Habían pasado 5 horas completas de pesca tirando casi todas las moscas que tenía y no había visto mover a ninguno de los dos peces ni un centímetro. Preparamos la comida que devoramos en un instantes y empezaron los "ahora que hacemos", "querés jugar a", "estoy aburrida", "Pa Sebas me está molestando"... tenía que conseguir tiempo para permitir que mis salmones tuvieran tranquilidad y se ubicaran nuevamente debajo del tronco... Bueno les dije, ahora les voy a contar una historia y vamos a tratar de dormir una siesta porque estamos todos muy cansados... cayeron desmayados y yo en medio de ese bosque inmaculado e imposibilitado de cerrar un ojo me dediqué a agradecer a Dios por todo lo que estaba viviendo. Estar en un lugar así, con mis hijos a mi lado y haciendo lo que más me gusta hacer en mi vida pescar, y a pez visto... esto era un sueño y tenía que dar gracias Dios.
A eso de las 5 de la tarde todo volvíó a la normalidad, yo había rearmado mi líder, elegido algunas moscas y engrasado mi línea para que corriera mejor... pero todo empezó nuevamente y había que encontrar algo para ocupar a los chicos porque sabía que podía ser para largo. Decidí involucralos al proyecto y juntos nos acercamos al arroyo, con alegría descubrí que mis salmones estaban allí esperando...
Estaban un poco más atrasados lo que facilitaba mi tiro, até una humpy y tiré aguas arriba, la mosca derivó perfecta sobre sus cabezas y nada... Los chicos preguntaban, Y Papá?
Otra vez una tras otra mis moscas se bañaban en ese pozo sin llamar la atención de las dos estatuas que descansaban bajo el agua.
Comenzó a hacerse de noche y mis esperanzas se terminaban, tenía que cambiar mi estrategia y tratar de pensar como ellos. Me interné un poco en el agua y como última opción, mire una mosca que siempre me ha dado muy buenos resultados, pero en ambientes totalmente distintos… una Honey Blonde de casi 8 centímetros. Esta es una mosca que hizo muy famosa aquí en la Argentina Joe Brooks en sus visitas y fundamentalmente en la Boca del Chimehuin.
Saqué la mosca de la caja, baje un poco el largo del leader para permitir que la mosca caiga de una manera más natural y la até con esa esperanza que sólo los que somos pescadores podemos sentir cuando sabemos que nos enfrentamos a los últimos tiros del día.
El primer tiro tuve que frenarlo en el aire dado que se me complicó el cambio por la diferencia de peso, con el ejercicio realizado corregí un poquito el backcast y la mosca cayó limpiamente unos 4 metros por atrás y abajo del tronco… Al mismo tiempo que la mosca comenzó su deriva muerta, el macho se movió nervioso unos centímetros y como un rayo subió y la tomó. Todo fue un alboroto, los chicos gritaban y casi lo pierdo al afirmar. El Salmón saltaba como un demonio de un lado al otro del pequeño arroyo…Siempre admire la fortaleza y audacia del salmon… en uno de estos saltos quedo en seco sobre la costa y seguía saltando sobre el pasto y retornó al agua, corrio varias veces y trató de dejarme enganchado en cuanto palo encontraba en su camino. Finalmente se entregó y al tenerlo en mis manos notaba en sus brillantes colores y sus ojos el orgullo de un gladiador. Pesó exactos 3 Kg (sin balanza, peso imaginario o deseado) en esos tiempos siempre se agrandaban un poco los tamaños . mis hijos cantaban de alegría y creo que despues de presenciar esta batalla Sebastián se transformó en pescador. El fue el responsible de la única foto que documenta esta historia.
Pero aquí no termina, estos eran mis primeros años y mi ansiedad y fanatismo enseguida me llevaron a buscar a su compañera, que obviamente había desaparecido durante la batalla.
Convencí a mis hijos para dejar descansar un poco el lugar con la promesa de revivir el momento. Imaginen, para ellos era la promesa de volver a ver una película que habían disfrutado. Preparé unos mates, que compartimos alejados del pozón y casi al borde del arroyo. No recuerdo haber vivido un momento parecido a éste en toda mi vida. Los tres chorreabamos adrenalina y soñabamos con otra gran batalla.
Luego de media hora retorné al pozón… la luz aunque poca le daba al lugar un misterioso clima que transformaba estos próximos minutos en mágicos…
Todo listo los espectadores ubicados y callados, por suerte y yo tenso como un mimbre y con mi equipo en la mano, corté la mosca y volví a atarla con un Nuevo nudo por las dudas, y me asomé al pozón… La luz había cambiado y el reflejo del tronco no me permitía ver si la hembra estaba en su lugar… aunque tambíén no permitía que ella me vea a mí, por lo que decidí cambiar un poco mi ángulo de tiro para que mi mosca pudiera bajar un poco más. Este Nuevo ángulo me daba la oportunidad de manejar mejor la situación y de repente un reflejo en el fondo del pozón dejó uno de sus flancos al descubierto… mire a Sebas y a Flor y les supliqué silencio y los tres juntos pedimos por los próximos instantes.
Dejé mi línea corer río abajo unos 15 metros ya que quería hacer un solo false cast para ubicar mi mosca. La línea se tensó atrás… levante y tire hacia adelante. Apunté y al volver hacia atrás solté un poco más de línea, el tiro salió impeccable y pasó como una flecha por debajo del tronco. Se posó en el agua casi 7 metros por detrás del tronco y derivó, derivó, derivó hasta que el reflejo se la llevó. Cuando me dispongo a levanter para hacer mi próximo tiro siento resistencia y al mismo tiempo veo saltar una bestia a no más de 5 metros delante mio. Lo que siguío fue una fiesta de gritos, cantos, lágrimas un concierto de emociones que solo este deporte puede hacernos sentir. Para mis hijos era su héroe y yo no entraba en mí mismo. Todos los años de aprendizaje, todas las horas de casting, todas las moscas atadas y libros leidos y hoy en una hora había vivido mi momento y estos magníficos peces habían cedido unos instantes de su paz para compartirlo conmigo y mis hijos. La hembra pesó 4,8 kilos y puedo asegurarles que se defendió con cada gramo. Lamentablemente esta foto se las debo, no había luz suficiente y los conocimientos fotográficos de Sebas no eran muy buenos en esa época.
Les pido disculpas por este extenso relato, pero así como lo tengo en mi mente fué volcado en estas páginas. Y quiero dejarles un consejo…pesquen con sus hijos… llevenlos todas las veces que les sea posible, es difícil lo sé, uno quiere todo ese tiempo para uno pero no se pierdan esta oportunidad. Si no tienen hijos un sobrino, el hijo de un amigo, alguien de la vecindad… la pesca transforma a la gente e inculca con el tiempo valores que nada en este mundo, a pesar de los que nos toca vivir todos los días, podrá borrar…
Ayer al mediodía una de las protagonistas y testigo de esta historia me ha bendecido con esta belleza, Sol que sí pesó exactamente 3 kg. en la balanza y me ha transformado en abuelo, así que "el nono" quería compartir este momento de felicidad con todos ustedes.
Un gran abrazo
Marcelo